¿Será que las novelas de misterio son un género agotado que ya no interesa a nadie? El escritor Sergio Aguirre nos muestra que el género está lejos de agotarse y que las virtudes de estas novelas son ideales para poner en juego un tema tan literario como la verosimilitud: la verdad literaria, el pacto ficcional, la esencia misma de la ficción.
La historia transcurre en un campo de Inglaterra,John Bland, un escritor mediocre de novelas policiales recién mudado junto a su mujer a ese lugar, decide hacer una visita de cortesía a su única vecina, una anciana, aprovechando el viaje sorpresivo de su esposa a Londres. La anciana, al enterarse de su oficio, le ofrece un relato de una experiencia que dice haber vivido en su juventud.
Se trata de una misteriosa historia en tren: una joven dice haber sido testigo de un posible crimen, cree que el supuesto asesino la ha descubierto y está aterrorizada porque se siente perseguida.
La historia que atrapan a John Bland, quien sin embargo, no admite que está admirado por la buena trama, quizás para no asumir su falta de ideas literarias.
Entonces, decide entrar en un juego peligroso. Aunque había confesado no tener ninguna idea para una novela, comienza a relatar una historia que tiene a él y a su interlocutora como protagonistas: se trata del plan para asesinar a su anciana vecina. Lo que ni él ni el lector imaginan es, que a partir de allí, la mujer responderá con armas similares a las utilizadas por el escritor: con historias donde la verdad y la ficción comienzan a cruzarse hasta llegar a extremos francamente peligrosos.
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